La campaña de verano aúpa el IPC al 2,3% y fija la tendencia de fondo de los precios por encima del 6%
El encarecimiento del carburante y las subidas de precios registradas en un puñado de bienes y servicios estrechamente asociados a la temporada de verano, entre ellos los alimentos, provocaron en julio el tercer repunte de la tasa general de IPC desde que allá por el mes de septiembre de 2022 iniciara el brusco descenso que la ha conducido desde el 10,8% hasta el entorno del 2% en que se encuentra ahora. El IPC cerró el mes de julio en el 2,3%, respecto al 1,9% en que estaba en junio, lo que no enmascara que España sigue sumida en una espiral de subidas de precios que se detecta sobre todo en el comportamiento de la tasa subyacente, que lleva meses anclada por encima del 6% y que en julio subió de nuevo hasta el 6,2%.
Hace meses que los analistas giraron su mirada a la tasa subyacente para tratar de vislumbrar el fin de la escalada de los precios, que arrancó con el inicio de 2022 en el prólogo de la guerra de Ucrania y que ha mantenido durante meses la inflación en niveles no vistos en 40 años. Y esta, que traslada la evolución del núcleo duro de la cesta de precios, la de los componentes cuyas tendencias son más estables, volvió a subir en julio y se sitúa por encima de la media de la Europa del euro.
La tasa general, por el contrario, se ha normalizado. El efecto comparación con una etapa en que los precios de la energía marcaron máximos históricos ha facilitado su caída en los últimos meses hacia el entorno del 2%, que el BCE considera como la referencia para frenar las subidas de tipos de interés que ha arbitrado en los últimos meses para cumplir con su principal mandato -controlar la evolución de los precios- y que han deprimido la actividad económica, por el encarecimiento de las hipotecas, de los créditos al consumo y de la financiación empresarial que han traído consigo.
En julio, los precios subieron un 0,2% en España respecto al mes anterior. Según la nota difundida este viernes por el INE, esta subida de precios se debió a la subida de los precios de los carburantes, al encarecimiento del vestido y calzado, al encarecimiento de los paquetes turísticos y, en menor medida, al nuevo repunte del precio de los alimentos, cuya inflación interanual saltó del 10,3% a que había caído en junio hasta el 10,8%.
Más presión a la cesta de la compra
La cesta de alimentos se encareció en julio un 0,7%, especialmente por el tirón de un producto de consumo típico de estas fechas, la fruta fresca, que según los datos difundidos este viernes por el INE se encareció un 8,8% en julio y explicó por sí sola una tercera parte de la subida de los precios en el mes. También se encareció de manera significativa el aceite de oliva, que presentó una subida mensual del 5%; y en menor medida el pescado y el marisco, que se encarecieron en torno al 1% en julio.
El resto de la cesta alimentaria se mantuvo en niveles similares, con algunos productos al alza y otros a la baja, pero con un encarecimiento medio respecto al precio de referencia del año pasado del 10,8%, que supone un lastre para las economías domésticas.
El motivo de la subida de los precios en julio hay que buscarlo también, como era previsible, en los bienes y servicios propios de la temporada turística estival. Los paquetes turísticos experimentaron una subida del 16% en el mes, constatando que la estrategia de desestacionalización del sector turísticos no ha acabado con la temporada alta; y en menor medida también se encarecieron los servicios de alojamiento, un 3,7%; los precios de los restaurantes, un 0,4%; y los servicios culturales y de ocio, que viven un especial auge en estas fechas, un 1,8%. También encarecieron sus tarifas los talleres al calor de la avalancha de revisiones que suele preceder los desplazamientos veraniegos por carretera, un 0,3%.
