El recuento de votos en Polonia, que se prolongó a lo largo del día de ayer, mantuvo al país en vilo. Al cierre de esta edición, con el 82% escrutado, el partido Ley y Justicia (PiS) se debilitaba en Varsovia, hasta perder un escaño más en la capital, y parecía claro que no lograría votos suficientes para repetir en el poder, dado su 36,7% y el 7,22% de la Confederación, su potencial socio. Incluso la televisión pública TVP había empezado a admitir el cambio de gobierno.
Ayer por la tarde, se produjeron contactos entre el PiS y el Partido Campesino Polaco (PSL). También con la Nueva Izquierda, que abiertamente rechazó cualquier colaboración.
«Estos intentos son inútiles, la aritmética no da. El PiS está enviando a sus votantes el mensaje de que se está esforzando, que no se rinde, que hará todo lo posible, pero las matemáticas son tercas», explicaba anoche el profesor Paweł Stachowiak, politólogo de la Universidad Adam Mickiewicz. «Ahora es el presidente Duda quien debe dar el primer paso, designando a la persona responsable de establecer un nuevo gobierno. Si el candidato del presidente no puede formar gobierno, el siguiente paso pertenece al Sejm, que en tal situación puede presentar su candidatura al presidente. El presidente probablemente utilizará todos los medios posibles para ampliar este período».
El calendario por delante, por lo tanto, apunta a que pueden quedar dos meses de Gobierno en funciones del PiS, que probablemente aprovechará para tomar medidas que se lo pondrán aún más difícil a la nueva coalición encabezada por Donald Tusk y que incluirá a Nueva Izquierda y Tercera Vía, con el 14,44% y 8,38%, respectivamente.
Liberalizar
Durante la campaña electoral, la Plataforma Cívica (PO) de Donald Tusk, primer ministro entre 2007 y 2014 y presidente del Consejo Europeo entre 2014 y 2019, ha prometido liberalizar el derecho al aborto y restablecer las buenas relaciones con la UE, con el objetivo de liberar los 110.000 millones de euros de fondos europeos congelados por Bruselas a causa de las disputas entre las autoridades comunitarias y el gobierno del PiS. Es previsible que los nacionalistas conservadores de Jaroslaw Kaczynski dejen bien anclados tantos palos como puedan en esas ruedas. La formación del tripartito tampoco será sencilla, dada la diversidad de programas e ideologías, pero los líderes de los tres partidos se han mostrado conscientes de su gran responsabilidad: formar un gobierno lo antes posible, con una generosidad en las negociaciones que allane en camino para las elecciones presidenciales de 2025.
Si la todavía oposición liberal consigue un presidente de su cuerda, no tendrá que convivir con un representante del PiS, y la vida del nuevo gobierno sería mucho más cómoda. El portavoz de PO, Borys Budka, declaró ayer que solo tras conocerse los resultados definitivos hoy comenzará la ronda de negociaciones. El alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, está «convencido de que habrá inútiles intentos» de captar tránsfugas y el ministro de Educación, Przemysław Czarnek, advirtió que «la guerra está a punto de comenzar», en referencia a las maniobras con las que el PiS, del que forma parte, tentará a sus rivales para atraerlos a su órbita.
Relevo generacional
Pero el escrutinio sugiere que la diferencia de votos entre el tripartido y el PiS en solitario no da margen suficiente a tejemanejes de este tipo. Polonia, a paso lento, se encamina a un giro político y a todo un relevo generacional. Durante la última legislatura, se han producido más de una decena de defunciones y realineamientos de diputados del PiS. El líder del partido, Kaczynski, a sus 75 años, ha prometido a su familia que estos eran sus últimos comicios.
«Estoy muy contento de que la sociedad polaca haya demostrado que está del lado de la democracia, con una participación récord del 73%, nunca antes en la Polonia democrática después de la caída del Muro de Berlín, y demuestra que la gente quería un cambio», se felicitaba el comisario del Gobierno alemán para Polonia, Dietmar Nietan. Reconoce que «el PiS ha hecho mucho en política social, el subsidio por hijo, el aumento de las pensiones, para muchas personas a las que no les va tan bien económicamente», pero considera que el resultado expresa «hartazgo» y espera un «giro considerable» en la política exterior polaca.
