Exposición | Saura: Un cuerpo a cuerpo con el lienzo en València



Fue uno de los artistas españoles con más repercusión internacional de las últimas décadas. Su iconografía, arquetípica, y a veces, casi esquemática, marcada por el negro y el blanco, hizo su huella reconocible en la Bienal de Venecia o en el MoMA, donde expuso como integrante del grupo El Paso. La trascendencia de Antonio Saura llega hasta Valencia para conmemorar los 25 años de la muerte del pintor y los 50 años de la inauguración de la Fundación Bancaja, el espacio que acoge la gran exposición retrospectiva dedicada al artista aragonés. “Cuándo le preguntaban cómo quería ser recordado decía: ‘Viví pintando’. Quiso pintar por encima de todo y pintó lo que quiso, sobre el filo de la navaja, con perseverancia y rigor”, aseguró Rafael Alcón, presidente de la Fundación Bancaja. 

Uno de los impulsores iniciales de esta exposición fue Tomás Llorens, exdirector del IVAM, el Reina Sofía y Conservador del Thyssen, que falleció en 2021 a los 84 años de edad. “Esta propuesta expositiva surgió en una conversación con el amigo Tomás Llorens hace algunos años. Le hubiese encantado ver materializada la idea que tuvimos”, añadió Alcón.  

La muestra, que lleva por nombre Antonio Saura. Esencial, repasa la trayectoria del artista a través de 87 obras, procedentes del Museo Reina Sofía, salvo dos, Foule, de la Fundación Caja Rural de Aragón, y Las tres Gracias, perteneciente a la Fundación Bancaja. La exposición fue presentada ayer en un acto que contó con la asistencia de Rafael Alcón, la jefa del área de colecciones del Reina Sofía, la valenciana Rosario Peiró; y los comisarios Fernando Castro y Lola Durán. “Esta exposición trata de reivindicar a uno de los artistas españoles que más proyección internacional tuvo. El Paso fue el revulsivo del arte español en pleno franquismo a finales de los 50. Buscó en el arte un espacio de libertad. No ha habido una generación de artistas con tanta repercusión como ellos”, aseguró Castro, quien citó la exposición del grupo artístico en los 60. 

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Contra la etiqueta de ‘español’

En vida, Saura se quejó sobre la etiqueta de artista español que le habían impuesto en el extranjero, sobre todo, por la veta trágica que hacía referencia al tipo de pintura española. “Sin embargo, reconocía a Goya, Velázquez o El Greco como influencias”, recordó Lola Durán. “Tenía motivos para que no le gustara la etiqueta, sobre todo, por la tendencia nacionalcatólica que veía en el país. Quería distanciarse de una lectura encasilladora, pero lo cierto es que él era un artista español”, concluyó Castro. 

Lo temperamental, el ansia de conocimiento, la ruralidad y lo onírico forman parte de la pintura de Saura, que vivió en València durante un corto tiempo por el trabajo de su padre, abogado y técnico de Hacienda. La tragedia y la enfermedad golpearon su vida desde bien temprano. La tuberculosis ósea lo mantuvo en la cama de joven durante cinco años, tiempo en el que se aficionó a la música, la lectura y al arte. Sería el arranque de su carrera. La muerte marcó su época adulta, por las muertes, entre los 80 y los 90, de dos de sus hijas, Ana y Elena. 

Autómata

En su primera etapa, experimentó un creciente interés por el surrealismo, un movimiento en auge. Siguiendo esta tendencia, hizo dos exposiciones, una en Zaragoza y otra en Madrid. Decidió viajar a París, donde fue muy bien recibido por artistas. “Es allí donde cambió su opinión sobre el surrealismo. Lo que pensaba que iba a encontrar moderno, lo encontró pasado. Consideraba que el surrealismo miraba hacia atrás. A partir de ese momento, su pintura tendió hacia el automatismo psíquico”, explicó Durán. 

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Es decir, al impulso animal que sentía el artista por la pintura, lo que convertía el acto de creación en un cuerpo a cuerpo entre Saura y el lienzo. De esta época se encuentran damas, desnudos, crucificciones, cabezas, retratos imaginarios, multitudes, catedrales y cocktail-party. Este bloque de la exposición, lo conforman estas piezas, las más conocidas de la trayectoria de Saura. “Se sirvió de una imagen para no caer en el caos. En las obras de esta época, llama la atención la dualidad de Saura, por la extremada limpieza de las figuras esquemáticas -que le servían de base- y las obras acumulativas, casi expansivas, donde el ser se diluye en la masa”, explicó Lola Durán. 

La vida y la muerte

Leer o escuchar a Saura es fundamental para entender su obra. Es por ello que la Fundación Bancaja ha incorporado escritos del pintor junto a algunas piezas. También ha incluido la proyección de un vídeo -cedidio por Movistar+- en el que aparece el propio Saura hablando sobre la vida y la muerte bajo el título de Epílogo. Se trata de una entrevista que realizó en su casa de Cuenca el 16 de julio de 1998, un mes antes de morir de leucemia con 67 años. La exposición Antonio Saura. Esencial se podrá ver en la Fundación Bancaja hasta el 18 de enero. 

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