LITERATURA INFANTIL | Primeras lecturas (en solitario): el ‘boom’ de los libros en mayúsculas



“Cada niña o niño aprende a leer a su ritmo, pero es fundamental motivarles y hasta ahora era difícil encontrar títulos en mayúsculas que les ayudaran a empezar”. Nuria, profesora de Educación Infantil, trabaja desde hace más de diez años en colegios públicos de la Comunidad de Madrid. Suele tener libros en clase, también en la biblioteca del cole, pero reconoce que hasta hace poco era difícil encontrar ediciones atractivas para quienes arrancan a leer y que les ayudase en ese proceso, porque casi todos los libros o cuentos editados para estas edades están escritos en minúsculas. Las editoriales de literatura infantil han entendido esta necesidad y en los últimos meses las librerías se están inundando de colecciones de libros en mayúsculas para una etapa que es efímera pero resulta fundamental en el descubrimiento y el establecimiento del hábito de la lectura.

Algunas (Kalandraka, SM o Combel) llevan editando títulos en mayúsculas o alternando entre ambos tipos de letra desde hace más de 20 años. Al fin y al cabo, las corrientes pedagógicas que promueven el aprendizaje en mayúsculas no son nuevas: existen desde principios del siglo pasado, aunque no se han extendido hasta las últimas décadas. Sin embargo, los títulos eran pocos, y en libros únicos, no seriados. Ahora, muchas están apostando por este segmento, donde también hay superventas: colecciones como Las Fantasticotas (escritos por Laura Vilas y publicadas por la editorial Destino, del grupo Planeta) o Escuela de Monstruos (de la australiana Sally Rippin y traducidos al español por Mar Benegas, publicados por Montena) han vendido cientos de miles de ejemplares.

“Cuando empiezas colecciones para primeros lectores lo que pasa a veces es que las editoriales vamos más lentas de lo que ellos quisieran”, explica Noemí Mercadé, directora editorial de Editorial Casals, que a finales de 2020 lanzó Bitmax & Co, una serie de novelas gráficas escrita y dibujada por Jaume Copons y Liliana Fortuny para primeros lectores que en apenas tres años han editado diez números, y cuyos libros no sólo son un éxito en España sino que se han traducido ya a seis idiomas.

El formato por el que están apostando las editoriales es justamente el seriado, y las colecciones se lanzan con dos o tres títulos a la vez. Son libros con poco texto, muy trabajado y en su mayoría, rimado, de en torno a las 50 páginas, editados en papel (no en cartón, como ocurre con muchos cuentos infantiles), y con igual importancia de texto e ilustración. Las historias suelen involucrar a numerosos personajes, pero cada libro cuenta una historia independiente, que suele ser de aventuras y fantasía. Algunas de las colecciones incluyen, al final, actividades relacionadas o diccionarios con las palabras más relevantes de la historia.

Los superventas en mayúsculas

Una de las primeras series en lanzarse fue Escuela de Monstruos (septiembre 2021), que lleva ya 11 libros (hay previstos en torno a la veintena) y es un éxito de ventas (entre 300.000 y 400.000 ejemplares vendidos en España, según fuentes de la editorial). Originalmente se publicaron en Australia, en inglés y en minúscula. “Nosotros desde el principio les hicimos la propuesta de publicarlos en mayúscula, porque sentíamos que aquí había un hueco: hay muchos álbumes ilustrados para leer acompañados de personas adultas y luego se pasa directamente ya a lecturas para las que necesitas una cierta soltura, libros de más de cien páginas… Así que apostamos por este formato novedoso”, explica Ada Soler, editora en Montena y Random Comics (Penguin Random House Grupo Editorial). En alrededor de año y medio, ya se han sacado al mercado once números.

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Del mismo grupo editorial es uno de los lanzamientos recientes, la colección de El dragón de letras, publicada por Beascoa y escrita por Begoña Oro. “Lo básico para mí es que la historia valga la pena y ponérselo lo más fácil posible”, explica la autora. La trama que vertebra la serie es un dragón que en lugar de escupir fuego escupe letras, cada libro está dedicado a una letra y su grafía tiene incluso que ver con la propia solución del problema que plantea el libro (por ejemplo, una E que se usa como peine para un león desmelenado). Los textos tienen una gran complejidad justamente por la necesidad de hacer una síntesis que se adapte a la etapa y un vocabulario adecuado, además del efecto rimado. “Ahora comienza a haber más colecciones y los niños pueden transitar distintos universos”, explica Oro. De momento esta colección ha lanzado tres títulos, pero no tiene un número fijado de libros previstos. “El plan es seguir desarrollando la colección según vaya funcionando”.

Además de Las Fantasticotas, de parecidas características a Escuela de Monstruos, Destino ha adaptado recientemente una colección, que primero editaron en minúscula, en el formato y con las características de esta fase de aprendizaje lector. “El club arcoiris es una serie de ocho libros que tuvo mucho éxito cuando se lanzó, pero pensábamos que podría funcionar para niños que empiezan a leer por su cuenta”, explica Cristian Escudero, editor de infantil y juvenil del Grupo Planeta.

De momento han lanzado los dos primeros títulos. “Hemos adaptado el nivel de lectura, hemos acortado las frases y lo hemos simplificado un poquito, pero son las mismas historias, supervisadas por la autora, Ana Galán, y fuertemente apoyadas en las ilustraciones”. En julio está previsto que salga la tercera entrega y para final de año esperan tener ya los cinco primeros títulos.

Abracadabra. Cole de magia es la apuesta de la editorial Bruño (Grupo Anaya) para esta etapa de iniciación a la lectura. El lanzamiento de los tres primeros títulos fue en febrero y ya han distribuido la segunda edición, mientras trabajan en los dos títulos siguientes para el próximo otoño. “Nos parecía importante que hubiese libros para esta etapa que motivase a los niños a leer, porque en el mercado hay bastantes libros en letra mayúscula, pero los contenidos estaban orientados a niños más pequeños, un poco más pensados para leer acompañados”, explica Bárbara Fernández, autora de la serie y editora en Bruño. “Yo tengo un niño de seis años. Cuando empezó a leer, muchas familias me pedían recomendaciones de lecturas y realmente me di cuenta de que no hay tantas”.

Las temáticas de los libros giran en torno a las aventuras, la fantasía, el humor -los personajes son torpes involuntariamente, por ejemplo- que, en este caso además, es principalmente escatológico. “Hay un personaje, el duende Godofredo, que se tira muchos pedos. Es el personaje estrella, vuelve locos a los niños”.

Quiénes son los primeros lectores y qué necesitan

Para empezar a leer no hay una norma: algunos niños empiezan a los 4 años, otros a los 5, y otros hasta los 6 no son capaces de hacerlo. En el sistema educativo español actual no es obligatorio aprender a leer hasta la primaria, pero la exposición al aprendizaje de lectura y escritura comienza en la segunda etapa de Educación Infantil (3-5 años). Hasta los siete años no se considera, en general, que haya lectura autónoma.

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Los centros educativos tienen libertad para elegir la metodología de enseñanza y en España conviven varias pedagogías, aunque se ha ido imponiendo en los últimos años la que favorece la lecto-escritura en mayúsculas. Nadie, en el sector, conoce las razones por lo que esto ha ido ocurriendo, pero apuntan a que la generalización de la etapa escolar de 3 a 5 años (que no es obligatoria) como una de las causas. Identificar las letras mayúsculas es más sencillo y, dado que aprenden a escribir a la vez que a leer, el trazo es más fácil de ejecutar para la letra también llamada de palo. En la actualidad, muchos niños llegan ya a la primaria con estas habilidades más o menos adquiridas. “Se está institucionalizando un poco esta forma de aprendizaje y por eso muchos materiales escolares que se venden para estas edades están escritos en letra de palo”, explica Mercadé.

Es una etapa efímera, pero atenderla y motivar a los niños para que encuentren interesante la lectura es crucial. “No basta con que los libros estén en mayúscula, tienen que ser atractivos, contener una historia, algo que los niños realmente quieran leer”, explica Soler.

Para poder avanzar, necesitan que el texto sea limitado, porque aún es difícil para ellos descifrarlo, y en este sentido, ayuda mucho que puedan apoyarse en ilustraciones, un elemento fundamental en estas ediciones. Además, los textos suelen aparecer con rimas. “El efecto rimado les facilita muchísimo el aprendizaje”, explica Fernández, de Bruño. La musicalidad ayuda, pero además les permite anticiparse y adivinar la palabra que viene a continuación a partir del contexto, la ilustración y la rima. “Cuando un libro está en verso prácticamente puedes adivinar el final de lo que estás leyendo y eso te da tranquilidad, y además es más divertido”, explica Begoña Oro.

Las editoriales pioneras

“Nosotros tratamos de tener en catálogo siempre libros en caligrafía y otros en mayúscula para que, independientemente del método de aprendizaje, esa etapa lectora esté atendida”, explica Teresa Tellechea, editora ejecutiva de Literatura Infantil y Juvenil de SM, que indica que ellos publican libros para esta fase en mayúsculas desde hace más de 25 años. Tellechea no cree que ahora haya más demanda de libros en mayúscula, pero sí encuentra más interés de parte de las editoriales por atender este segmento. “Cuando la gente tiene niños pequeños está muy comprometida con todo lo que tiene que ver con la lectura y la formación de los niños. Es un área en la que en general vendemos muy bien los libros“.

SM alterna las publicaciones dirigidas para estas edades en minúscula y mayúscula. Tiene una serie titulada Los primeros cuentos y ha lanzado recientemente como colección independiente los libros en torno a un personaje que lleva 20 años en su catálogo editorial: El Pirata Pepe. “No son grandes lanzamientos ni un súperventas, forma parte de lo que llamamos fondo de catálogo, pero sí que el año pasado decidimos publicarlo de manera independiente con una tipografía más moderna, más sencilla y en rima”.

Kalandraka, igual que SM, alterna publicaciones en mayúscula con minúscula, y no ofrece ninguna colección específica con las características de las series que se están editando ahora. La editorial tiene en su catálogo una serie de cuentos en formato cartón (De la luna a la cuna), de Antonio Rubio y Óscar Villán, que siempre están entre los más vendidos y que, aunque están pensados para bebés o niños más pequeños, ya están escritos en mayúsculas para que las criaturas aprendan a identificar las palabras con sus dibujos. “Nosotros partimos de la idea de que los niños tienen que ser capaces de leer con todo tipo de letra”, explica Manuela Rodríguez, directora editorial.

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Kalandraka abarca todas las etapas, desde el nacimiento hasta la literatura juvenil, y aunque cada publicación está pensada para una de ellas, no trabajan con una división clara entre mayúscula y minúscula. Es cada proyecto el que marca en qué formato debe publicarse. Aún así, cuentan con varios libros específicamente pensados para esta etapa, que forman una colección desarrollada por los autores Ricardo Alcántara y Gusti: La bruja divertida, El joven guerrero y El pirata valiente. “Nosotros hacemos literatura, nuestra forma de trabajar está más centrada en la coherencia entre los títulos del catálogo y que alternen diferentes géneros, además de tener presentes las franjas etarias”, explica Rodríguez.

Un ‘boom’ que sigue en crecimiento

Todas las editoriales tienen planes para continuar atendiendo a estos primeros lectores en mayúsculas. “No solamente se trata de publicar una serie, es un segmento de mercado. Es verdad que es un periodo corto para los lectores, pero es una etapa fundamental de su vida lectora y realmente no estaba siendo bien atendido”, explica Soler, que avanza que Montena ya trabaja en “muchas nuevas colecciones”. También lo están haciendo el resto: SM y Planeta confirman que trabajan en series que esperan lanzar por todo lo alto, en ediciones de mucha calidad y con autores e ilustradores “de primer nivel”, pero ni Escudero (Planeta) ni Tellechea (SM) quieren entrar en detalles. “Tenemos más catálogo en caligrafía que en mayúscula, así que sí que necesitamos sacar más libros en mayúscula para equilibrar”, reconoce Tellechea. Bruño, por otro lado, también trabaja en nuevos proyectos, uno de ellos, basado en el personaje de Antoine Saint-Exupéry, El Principito, también en mayúscula.

También Casals espera mantener mucho tiempo su línea abierta con Bitmax & Co y las editoriales que siempre han tenido títulos en mayúscula y que las alternan con las minúsculas, como Kalandraka, confían en seguir haciendo lo mismo que hasta ahora.

Pequeños entusiastas

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Los primeros lectores de estas colecciones suelen ser voraces y, a pesar de que muchas de las colecciones son recientes, se muestran entusiastas admiradores de los personajes. “El otro día vi un pastel de Escuela de Monstruos en el escaparate de una pastelería y nos hizo mucha ilusión porque son unos libros que no tienen un apoyo audiovisual. No son personajes que salgan en televisión o en Youtube, es muy ilusionante que se conviertan en referentes para los niños”, dice emocionada Soler.

“Me contaron que una niña tenía que dibujar un dragón por Sant Jordi y ella eligió que su dragón no escupiera fuego, sino letras, como el protagonista de nuestra colección. Es muy emocionante ver que hagan suyos al personaje”, cuenta Oro. Mercadé asiente a este furor lector de los más pequeños. “A veces, en San Jordi, los niños vienen con una caja de libros para que se lo firmen los autores”.

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