“Pensé que el ministro iba a echarme una bronca”: así recibió Rodrigo Cuevas su premio nacional

La secretaria del Ministro de Cultura, Miquel Iceta, le llamó cuando andaba liado poniendo la lavadora. Enseguida pensó que algo malo había hecho. “Me dijeron: ‘Le quiere hablar el Ministro’; y a mí me sonó a que me iba a caer una bronca”, cuenta Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985). Pero no, el Ministro quería comunicarle la concesión del Premio Nacional de Músicas Actuales 2023.
Pese a lo que alguno podría suponer, no hubo soplo previo de algún jurado, ni ningún aviso a navegantes de algún amigo bien informado. “Ni lo imaginaba”, asegura el artista asturiano que le colgó al Ministro y compartió la buena noticia en el chat de familia. Su abuela fue contundente. “Es broma, ¿no?”. Y no lo es.
La celebración la tuvo que posponer varias horas, hasta que dejó de atender a todos los medios de comunicación y amigos que le llamaban. “El único día que estoy en casa desde hace un montón… y con la pila de cosas que tenía que hacer”, contaba risueño Rodrigo Cuevas, que entre tanta llamada solo tuvo un pequeño respiro a primera hora de la tarde. Y porque le tocaba pasar por el dentista.
Quizá ahí le daría tiempo a pensar y ser consciente de que el Gobierno de España le ha concedido el Premio Nacional de Músicas Actuales 2023, un galardón que el año pasado recibió Silvia Pérez Cruz y que con anterioridad ha encumbrado a grandes artistas españoles. Desde Serrat a Luz Casal, de Cristina Rosenvinge a Kiko Veneno, por citar algunos.
Singularidad de su obra
El jurado ha distinguido al artista asturiano “por la singularidad de su obra con una propuesta trascendente que une música tradicional folclórica y música popular contemporánea”. Ha valorado asimismo que “su proyecto artístico aporta un fuerte compromiso por la diversidad” y se ha destacado “la intensidad de su música en directo y su imaginario sumamente personal”.
Tal como ha informado el Ministerio, el premio lleva aparejado una dotación de 30.000 euros y tal parece que es el “pan bajo el brazo” con el que ha llegado su disco, recién presentado, “Manual de Romería”.
De todas las atribuciones que se le hacen en el premio, Rodrigo Cuevas se queda con el hecho de que se subraye el valor de su “imaginario personal”. “Creo que es de lo que más orgulloso me siento porque apela a la parte de creatividad en la que yo he tenido una contribución mayor, en la que me corresponde más responsabilidad. Porque otros valores son heredados o vienen de serie”, dice Cuevas. Por ejemplo, la diversidad. “Esa no la elegí… nací con ella”.
En todo caso, el premio es una grandísima alegría para este artista multidisciplinar, cantante, compositor, acordeonistas y percusionista que muy pronto se interesó por las músicas del mundo y también por las disciplinas del cabaret y el circo, y que tuvo su revelación para convertirse en un artista singular y único durante su estancia en una pequeña aldea del interior de Galicia, donde entró en contacto con la música tradicional más pura gracias a las pandereteiras del lugar.
“A todos los que me enseñaron tanto”
Cuevas, en plena presentación de su último disco, Manual de romería le dedicaba ayer su galardón a “todos los que me enseñaron tanto. A los que me enseñaron cantares, a los que me enseñaron a tocar… a tantos mayores que murieron sin ver reconocido su arte. A los que se despreció por cantar en los chigres. A tantas mujeres que no se atrevían a tocar en casa porque sus hijos o maridos les decían que eso que cantaban eran chorradas. Pero ellos eran músicos y ellas eran músicas, y nadie se lo reconoció. Todos esos son la gente que ha conservado un patrimonio inmaterial en su cerebro y a todos esos les agradezco todo lo que he aprendido”.
Rodrigo Cuevas dice que con los 30.000 euros del premio “no sé aún qué voy a hacer. En qué gastar sí que tengo”, remarca. “Por tener no tengo ni casa propia”, asegura. Aunque tiene claro que no será fácil que la vida le lleve fuera de la aldea. “No, mujer no, qué iba a hacer yo fuera de la aldea”, aclara.
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Lo que sí le deja este premio es la certeza de que en el mundo cultural español se le quiere bien. Porque si el premio dependiera de ponerle velas a un santo, que nadie cuente con ello. “Soy ateo”, dice para justificar que no hubo velas que valgan. Lo que hubo y hay es trabajo.
En septiembre lanzó su tercer disco, Manual de romería, que estuvo precedido por el estreno del espectáculo, basado en su último álbum, “La romería”, que se estrenó el pasado 30 de junio en el Festival (a)phónica de Girona, y con el que ya ha recorrido más de una veintena de ciudades este verano y tiene confirmadas numerosas actuaciones hasta 2024 en diferentes localidades nacionales y plazas internacionales de Portugal, Bélgica, Francia y México. El espectáculo se nutre de las canciones del álbum, en el que hace uso del asturiano y del español como lenguas vehiculares.