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8M | Cuando Marisol quería “arrancar de cuajo y echar en una fosa” al machismo en 1979: su disco feminista que se adelantó a todo


A finales de los años 70, Marisol había emprendido su particular camino para ser de nuevo Pepa Flores. En 1973, el inicio de una relación sentimental con el bailarín Antonio Gades coincidió con una serie de decisiones y cambios vitales que demostraban que Marisol no era ya más una niña prodigio instrumentalizada por el franquismo ni una despreocupada joven ye-ye, sino toda una mujer comprometida con su tiempo y su sociedad.

“El cambio de Marisol se produjo por una confluencia de factores en la que fue muy importante la figura de Antonio Gades. En todo caso, y aunque tuvo que ver en su viraje ideológico, tampoco hay que olvidar que ella es una mujer inteligente, libre y sensible, por lo que tampoco se puede caer en el cliché de que Gades fue el único responsable de su cambio. De hecho, Marisol representa muy bien la propia vida de España y el devenir del país, que pasó del desarrollismo franquista a la conquista de la democracia”, explica Luis García Gil, biógrafo de la artista y autor de Marisol. Pepa Flores. Corazón rebelde (Editorial Milenio).

Como consecuencia de ese cambio ideológico y vital, Marisol secundó en 1975 la huelga de actores —en la que se reclamaban mejoras laborales tan básicas como el derecho a un día de descanso semanal y que los ensayos fueran pagados— y comenzó a ser más exigente a la hora de elegir los proyectos en los que participaba. En 1976 grabó el disco Háblame del mar marinero, con arreglos de Manuel Alejandro y Manolo Gas, al que seguiría Si no te quisiera tanto, con canciones de Luis Eduardo Aute. En lo que se refiere a su carrera cinematográfica, en 1977 rodó a las órdenes de Mario Camus Los días del pasado, que le valió el Premio a la mejor interpretación femenina en la edición de 1978 del Festival de Karlovy Vary.

Aprovechando que disfrutaba de uno de los mejores momentos de su carrera, Marisol decidió dar un paso más allá en ese camino por la emancipación personal que se convirtió también en una reivindicación de la libertad y los derechos de la mujer. Se trató de la grabación de Galería de perpetuas, el disco que, en opinión de los críticos, es su mejor trabajo gracias, entre otras cosas, a la magnífica labor del compositor Pepe Nieto y el letrista Pedro Cobos.

“Pedro Cobos era todo un personaje. Era profesor en Murcia y tenía una casa en una aldea perdida en el monte que era espectacular. No por lujosa, sino porque era una gran extensión de terreno en el que había una alberca y un pequeño anfiteatro romano con cipreses”, recuerda Pepe Nieto, que describe a Cobos como un personaje especial, divertido y culto al que había conocido a través de Vainica Doble. “Carmen Santonja y Gloria van Aerssen eran amigas suyas y, a partir de ese momento, surgió una amistad y una colaboración. Pedro empezó a escribir canciones para los discos de Aguaviva, como No hay derecho, y luego surgió el proyecto de Galería de perpetuas. Había escrito unas letras reivindicativas sobre la figura de la mujer y, como Gloria era vecina de Antonio Gades y Pepa porque los tres tenían una casa en Altea, se las enseñó y quedaron entusiasmados”.

Contra el patriarcado

Con el subtítulo de Canciones de mujeres, Galería de perpetuas contiene diez temas en los que se abordan diferentes aspectos relacionados con las mujeres. La primera de todas, ¡Ay, Rosa!, es una declaración de principios en la que Marisol canta a ritmo de funk aflamencado la necesidad de acabar con cosas como el patriarcado, aunque el término no estuviera popularizado en la época: “Hay cosas / que hay que arrancarlas de cuajo / y echarlas en una fosa. / Hay cosas, hay cosas / que donde mejor están / es pudriendo bajo tierra, / tapadas con una losa”.

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A partir de ahí se suceden canciones sobre la libertad sexual de las mujeres (“Aunque mi madre me encuentre / y me saque hecha pedazos, / por un capricho que tengo / me voy a meter contigo en la bodega del barco”), sobre la pérdida de la virginidad (“Y entre el quiero y el no quiero / jugando con el frutero / se me rompió el bastidor”), el matrimonio y la dote (“Ataduras a perpetuo para vivir siempre atada. / Raíz de una economía, porque el que compra es el amo / y yo la cosa comprada”), la maternidad (“Cuando seas marinero / ya tendré la trenza blanca / y todo habrá sido un sueño”), las violaciones (“Por la fuerza, / sobre un montón de basura / y en el calor de la siesta / porque yo no era mujer, / que era un desecho de tienta”) y la prostitución (“Vieja sin jubilación, / por cuatro cochinos duros / vivo pegadita al muro / del cuartel de Monleón. / Por cuatro cochinos duros / dando con la mano amor”).

La de ‘Galería de perpetuas’ es tal vez la letra más complicada del disco. Ella está en la cárcel porque ha matado a un maltratador, pero no es eso lo que le importa. De lo que se arrepiente es de haber cantado coplas donde el hombre siempre tiene razón”

El disco concluye con la canción que le da título, Galería de perpetuas, en la que una mujer encarcelada por matar a un hombre escribe a su amante contándole la situación y encomendándole que se ocupe de su hija. “Esa es tal vez la letra más complicada de todo el disco. Ella está en la cárcel porque ha matado a un maltratador, pero no es eso lo que le importa. De lo que verdaderamente se arrepiente es de haber sido una tonadillera y de haber cantado coplas en las que decía que el hombre siempre tiene razón, que hay que quererle aunque te pegue y todas esas cosas. En el fondo, la copla española de la postguerra era eso, unas canciones en las que había un desprecio absoluto a la mujer”, comenta Pepe Nieto que, en la época de la grabación de Galería de perpetuas, coincidió en la Junta de la Sociedad General de Autores con nada menos que Rafael de León. Sí, el de León, Quintero y Quiroga.

“Don Rafael de León era un tipo interesantísimo, cultísimo, refinadísimo que había sido amigo de García Lorca. Me contaba, por ejemplo, que un día estaban en un café y se pusieron el reto de escribir versos sobre el color verde. Cada uno escribió uno en la servilleta de papel del bar. El de Lorca fue ‘Verde que te quiero verde’ y el de Rafael de León, ‘Ojos verdes, verdes como la albahaca’. Un día, Rafael de León llegó y me dijo: ‘Pero, niño, dame un abrazo, pero qué disco has hecho con la Marisol. Eso está estupendo’. Por un lado, el comentario me halagaba mucho porque el disco es un disco de copla, pero dada la vuelta y llevada a otro terreno y a otra época. Rafael de León, en lugar de decir con desprecio ‘qué mal el rock y el pop’, reconoció ese trabajo como parte de la copla. De lo que no se dio cuenta es de que una de las canciones tenía una crítica a muchas de las letras que se escribieron en su momento. Es cierto que no a las suyas, porque él no era machista ni mucho menos, pero sí había otras letras en la copla que eran ofensivas contra las mujeres”.

“Aparte de que es un disco estupendo, creo que lo interesante con respecto a la genealogía de la copla es justamente que reactualiza muchas de las cuestiones que ya se habían planteado en el repertorio canónico de la copla, pero ella lo hace de una manera más explícita y en consonancia con el tiempo en el que sale —comenta Lidia García, investigadora y divulgadora de la copla, un género que reinvindica a través del podcast ¡Ay, Campaneras!, y del que defiende la importancia que tuvo para muchas mujeres y sexualidades diversas en su época de esplendor, a pesar de que el franquismo se acabase apoderando de él—. En ese sentido, también lo vincularía con lo que estaba haciendo Rocío Jurado, en cuyas canciones se reactivaba de alguna manera todo ese discurso que en la copla venía elaborándose de una manera no tan explícita, pero que en esta época ya lo está absolutamente. La diferencia de que en esta labor, Rocío Jurado tuvo mucho más éxito que Marisol”.

Disco de culto

Galería de perpetuas se grabó en el verano de 1979, empleando, según recuerda Pepe Nieto, dos o tres días en sesiones de cuatro horas para las bases, los arreglos de cuerda y los metales, a los que habría que sumar otros dos días más para las voces. “Pepa era muy profesional, muy rápida y muy buena”, afirma el compositor que, en esta ocasión y sin pretenderlo, puso en ciertos aprietos a la artista. “Lo grabé en tan solo dos días porque me había pasado un mes en Altea, en la tienda que tengo de antigüedades, en la que no entra casi nadie por las tardes, ensayando con un cassette y los textos de las canciones. Pero hubo temas que me resultaron especialmente difíciles, como un ritmo de bulerías tocado en tiempo de jazz. Es muy fácil salirse del compás. Por eso me gustan especialmente dos temas, la Nana 1830 y Labores de Bastidor, en las que el tiempo es más libre y puedo cantar más a gusto”, declaraba Pepa Flores a José Ramón Pardo en el diario ABC.

Cuando veo la portada y pone Marisol, me sorprende. En aquel momento ella ya era Pepa Flores y ese disco es el trabajo de una mujer con una madurez y una cabeza muy bien puesta”

Pepe Nieto, productor del disco

Una vez hechas las mezclas, diseñada la portada y fabricados los vinilos y casetes, Galería de perpetuas llegó a las tiendas en octubre de 1979. A pesar de lo rupturista y reivindicativo de su contenido, el disco no apareció bajo el nombre de Pepa Flores, sino de Marisol. “Siempre que pienso en el disco creo que está firmado como Pepa Flores, pero luego, cuando veo la portada y pone Marisol, me sorprende. En aquel momento ella ya era Pepa Flores y ese disco es el trabajo de una mujer con una madurez y una cabeza muy bien puesta”, comenta Pepe Nieto.

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“Como Marisol, ella fue una mujer maravillosa que hizo cine, que fue un icono pop, que salió en las revistas… Posiblemente pensó que, firmando el disco con el nombre con el que era mundialmente reconocida, el mensaje que contenía iba a tener un alcance mayor”, explica Luis García Gil, al que la propia Pepa Flores da la razón: “Para la gente han sido más de veinte años de Marisol, y no me han conocido con otro nombre. Creo que no podré dejarlo nunca. No me vería en un disco como Pepa Flores“, declaraba la artista en la entrevista de ABC arriba citada, sin imaginar todavía que su siguiente y último disco con repertorio original, Clima, de 1983, aparecería bajo el nombre de Pepa Flores.

Las ventas no fueron las de la Marisol pop. Funcionó bien, pero no fue un éxito y, lamentablemente, no hubo continuidad. Ella era una mujer maravillosamente libre, pero el país no estaba a la altura de su evolución”

Luis García Gil, biógrafo de Pepa Flores, Marisol

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A pesar de publicarse como Marisol, de las buenas críticas que recibió y de que la artista abandonó su retiro para implicarse en la promoción del disco —”apoyaré el lanzamiento de este disco, en lo que yo pueda hacer […]. Porque me gusta este disco, porque creo que merece la pena esforzarse por él […]. Voy a hacer tres programas de Aplauso, que me parece el más indicado para dar a conocer este tipo de música”—, Galería de perpetuas no fue precisamente un éxito comercial. “Las ventas no fueron las de la Marisol pop. Funcionó bien, pero no fue un éxito y, lamentablemente, no hubo continuidad. Ella era una mujer maravillosamente libre, pero creo que el país no estaba a la altura de la evolución que estaba emprendiendo“, explica Luis García Gil, cuya opinión es ratificada por Pepe Nieto: “La compañía no acabó de creerse el disco, pero eso era frecuente en la época. A los artistas importantes les dejaban hacer su capricho, pero luego no sabían cómo promocionarlo. A mí me pasó con Vainica Doble. A Columbia no le interesaban las Vainica, pero como yo era el niño mimado del sello, me dejaron grabarles el primer single. Cuando me fui de allí, me las llevé a Acción, y aunque a Manolo Díaz sí que le gustaban, la compañía como tal tampoco vio claro esos discos y no supo qué hacer con ellos”.

Cuatro décadas después de su aparición, Galería de perpetuas es un disco de culto que se mantiene vigente tanto por su sonido como por el contenido de sus letras, algunas de las cuales están, lamentablemente, más de actualidad que nunca. Además, confirma Luis García Gil, este es un trabajo del que Pepa Flores “se sigue sintiendo especialmente orgullosa. Es un disco que reivindica la figura de la mujer, un disco feminista cien por cien, que responde a ese momento social y político del país, necesitado de voces tan determinantes como la suya, para visibilizar muchas realidades de la mujer que entonces no se atrevían a ser visibilizadas”.

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